A modo de editorial
Año I - N°10 - Abril 2021
La lectura no es una carrera. No hay premio al final del camino ni medallas por logros intermedios. Hay quienes se desesperan porque piensan que han llegado tarde a los libros. En la mayoría de los deportes el decaimiento físico, producto del normal e irremediable paso del tiempo, va cerrando las puertas. Pero los libros no se rigen por los tiempos y las leyes naturales del mundo.
Muchos creen que leer es un lujo de personas con ciertas cuestiones financieras resueltas o un entretenimiento para vagos y ociosos. ¡¿Quién pudiera hoy, en pleno siglo XXI, abstraerse de las obligaciones del mundo para dedicarse a leer durante horas?!
Lo cierto es que el ser lector se forma con el hábito continuo e ininterrumpido a lo largo de la vida. No hay una edad ni una cantidad de horas taxativas. Los lectores de trenes y colectivos son un ejemplo de ello. Aprovechan esos minutos diarios para abrir un libro. Tal vez es su único momento de comodidad en un día de ajetreos laborales y de otras índoles de la vida moderna.
A no desesperar. Cosa triste es colgarse vanas medallas por la cantidad de libros leídos en un año. Millares de libros nos esperan pacientes, desde hace siglos. Y así como mientras hay vida hay esperanza, mientras haya vida habrá oportunidad de leer una página más.
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