Por Jesús de la Jara

Stendhal es el seudónimo con el cual es conocido universalmente Henry Beyle, francés nacido en Grenoble, quien es considerado uno de los padres del realismo y la novela psicológica. Luego de realizar sus estudios en la Escuela Central de su ciudad se unió al ejército de Napoleón donde participó primero como suboficial de caballería y luego como administrador del régimen. Estas vivencias lo impactaron profundamente y definió muchos de sus escritos posteriores. Pasó el resto de su vida como funcionario en embajadas y consulados y realizando numerosos viajes. Durante estas actividades se dedicó a escribir sus grandes obras. No fue, podemos decir, un escritor profesional y tampoco se consideró uno.
Su obra más renombrada se titula Rojo y negro: crónica del siglo XIX. Es la gran novela del realismo francés que tuvo mucha influencia para la corriente de ese país y en todo el mundo.
En ella se narra el acontecer de Julien Sorel, un joven provinciano, pobre y humilde con una enorme inexperiencia en el gran mundo pero también en el plano sentimental y laboral. Ha sido educado de forma austera dentro de una familia rústica, huérfano de madre y con dos hermanos y un padre que lo desprecian, solo su tío que fue cirujano en el ejército napoleónico le ha tratado con cariño y legado sus libros de los cuales El memorial de Santa Elena es el que más atesora. Lo que conoce del mundo, o lo que cree conocer, es a partir de los libros que tiene. Lo que sabe de las mujeres, a partir de lo que Napoleón ha opinado sobre ellas, prácticamente.
Por un capricho del alcalde, el señor de Rênal, lo contrata como preceptor de sus menores hijos. Julien se había ganado gran fama y reconocimiento por parte del cura de su ciudad quién desde muy pequeño le enseñó latín y mucha teología. Ahí empieza la aventura de nuestro personaje que a lo largo de las páginas se encontrará con retos cada vez mayores a los que tendrá que enfrentar, primero desde su pobreza, con sus habilidades innatas, y luego con las que va adquiriendo a lo largo de su desenvolvimiento social.
«Yo, mísero rústico del Jura, condenado a vestir eternamente este fúnebre traje negro! ¡Veinte años antes habría lucido un uniforme tan lujoso como el de que se enorgullecen ellos …, porque entonces, los hombres como yo, si no morían en los campos de batalla, eran generales a los treinta y seis años!»
Sorprende la crudeza y transparencia con la que Stendhal habla de su principal personaje, Julien desde un inicio es descrito como una persona hipócrita qué memoriza sin ningún convencimiento las palabras de la Santa Biblia para, de esta manera, poderse ganar el favor del cura y escalar en las órdenes eclesiásticas. No encontramos ya al héroe romántico, honrado, caballeroso y galante; o al tipo byroniano aislado, rebelde y atormentado; ni al melancólico, extravagante y retraído socialmente. Estamos ante un joven de origen común que se ve de alguna manera obligado a convivir en la época que le tocó nacer, a quien falta el pan, como él mismo lo dice, y cuyo interés radicará en el dinero y la fama.
Desde luego no podemos negar que su antítesis romántica se proyecta muchas veces en Julien y en el mismo Stendhal. Julien existió realmente. El autor encontró parte de su historia en los periódicos, así, no crea una novela personalista autobiográfica como muchos de sus antecesores. Es un hecho real pero en el cual desde luego hay mucho de Stendhal en el mismo personaje de Julien. Su pensamiento político, sus aficiones e incluso sus hábitos.
Sobre el estilo, Stendhal es claro al decir sobre su propio libro que lo escribió de una manera casi taquigráfica, impelido luego de haber leído un libro ampuloso de un romántico y haberse quedado con una mala impresión. Usa palabras exactas, frases muy breves, las descripciones exageradas de paisajes están casi ausentes. Quizás desde el mismo título hay un rompimiento con la tradición personalista y sensible del romanticismo. En borradores, el título de la novela era «Julien» como su protagonista. Aspecto común en diversas obras románticas de la época como René de Chateaubriand o Corinne de Madame de Stael. Pero al final el autor se decidió por cambiar su nombre a Rojo y negro. En este libro colocó aquella frase de «La novela es un espejo que se pasa a través de un camino» en el cual explica el objetivo máximo del escritor, según él, que era retratar la realidad tal como la ve, con altos y bajos, incluso hablar del «fango» es necesario. Para ello utiliza monólogos verídicos, innovadores para la época en sus personajes. El mismo autor se entromete en las acciones explicando los comportamientos de los personajes, sus motivaciones y hasta se anima a predecir sus conductas.
La novela al inicio no tuvo ningún éxito, pero Stendhal sabía muy bien que llegaría el día en que esas «almas felices», como los llamaba, descubrirían su obra y tendría el lugar que hoy merece. En esto, como en sus escritos, se demuestra una vez más que resultó, tal como él mismo se autodenominaba, un real observador del alma humana.

Le Rouge et le Noir: chronique du XIX siècle, es una novela publicada en noviembre de 1831 por el librero y editor Alphonse- Théodore- Hortensius Levavasseur, en París. Con posterioridad, el subtítulo de la obra se cambió por el de Chronique de 1830 (Crónica de 1830).

(Lima - Perú) Jesús Rolando De la Jara Cordero. Médico por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Amante de la historia y la literatura. Escritor en Cátedra libre.
Creador del blog: Agustín Garmarra, mariscal de Piquiza
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