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Regalo del mar

Por Jazmín Nogaró



¿Qué buscamos en la literatura? ¿Será que esperamos una revelación entre las páginas de un libro o simplemente queremos entretenernos? Creo que no hay respuestas incorrectas cuando de literatura se trata. Los libros son sabios y exigen ser abiertos en el momento indicado.

Tras un vuelo fallido para volver a Buenos Aires me topé con Gift from the Sea (Regalo del mar) y sin pensarlo demasiado lo abrí en busca de calma. Anne Morrow Lindbergh anota reflexiones acerca de la soledad, los roles que despliega la mujer a lo largo de su vida y la autenticidad, entre muchas otras cosas. Lo novedoso de este pequeño libro de no ficción es que data de 1955 y fue escrito luego de unas vacaciones en la playa en solitario de esta escritora, madre de cinco hijos, amante del mar y del cuidado del medio ambiente. Sin embargo, casi setenta años después, sus conclusiones siguen estando vigentes y sirven como un faro de luz en medio de la oscuridad.

Este es uno de esos libros que hace bien al alma. ¿Por qué? Porque nos invita -como lectores y protagonistas de nuestras vidas- a encontrar el equilibrio entre el ser y el hacer; entre la reflexión y la productividad; entre lo que deseamos y lo que nos exige la sociedad. La autora plantea a través de metáforas marinas que no podemos ser puro gozo ni deber extremo porque, en algún momento, desbordaremos y no podremos estar presentes en ninguno de los múltiples roles que desempeñamos como humanos.

«El mar no recompensa a quienes se muestran demasiado ansiosos, demasiado codiciosos o demasiado impacientes – revela la autora – Ahondar en busca de tesoros demuestra no solo codicia e impaciencia, sino también falta de fe. Paciencia, paciencia, paciencia es lo que nos enseña el mar. Paciencia y fe. Tendámonos vacíos, abiertos, indiferentes como la playa… a aguardar un regalo del mar».

Regalo del mar es una invitación para frenar y retribuir las pausas, esos momentos donde el pasado y el futuro se disipan para darle lugar al presente. Esta búsqueda no requiere abrazar cualquier presente, sino uno cuidado donde la soledad se plasma como una virtud por ser el primer paso para hallar la espiritualidad interior que todos llevamos dentro. Una espiritualidad que excede la existencia (o no) de cualquier Dios; una espiritualidad que condensa el autoconocimiento y nos pide abrazar incluso nuestras flaquezas.

Lejos de ser un libro de autoayuda con pasos para convertirnos en mejor persona, Anne Morrow Lindbergh comparte su propia existencia y su manera de relacionarse con el mundo para que sus palabras sean puentes con nosotros y echen raíces en el interior. El dolor, las frustraciones y el deber se transformar en el fluir del ir y venir de las olas del mar y son un fiel reflejo de que cualquier experiencia puede transformarse en aprendizaje, si nos atrevemos a frenar.

Abrir este libro es un regalo para la reflexión y es de esos escritos que exige que los intervengamos: que subrayemos sus páginas y las anotemos con nuestras enseñanzas. Te invito a dar ese primer paso para llevar el mar a tu cotidianidad.



 

(Provincia de Buenos Aires - Argentina) Nació en 1996. Bookstagrammer y licenciada en comunicación por la Universidad Austral. Creadora de la comunidad literaria digital Viajar en Palabras. Creadora de contenido y se especializa en Marketing Digital. Docente en la carrera de Comunicación en la Universidad Austral y pertenece al equipo de Investigación de la misma. Dicta talleres, clubes de lectura y asesorías personalizadas en redes y storytelling. Siente que los libros son «aliados, refugios y largavistas». Y nos cuenta sobre ella: «La literatura es mi norte y mi invitación para ser metamorfosis constante. Si tuviese que resumirme en una palabra sería versatilidad. Soy fanática de River. Mi lugar en el mundo es La Cumbre.»


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