María del Mar Ramón
- Ulrica Revista
- 11 jul
- 3 Min. de lectura
Reseñas - Edición N45

Cuando Victoria Ocampo hizo una reseña del libro de María Rosa Oliver Mundo, mi casa, habló sobre el peligro de adulteración que existe en las memorias ya que puede que «se deslicen en el texto seudorrecuerdos, algún fraude inconsciente de nuestro soñar despierto a lo largo de la vida». Hablaba allí de cómo solemos tener, con nuestros hermanos, por ejemplo, diferentes perspectivas sobre un mismo recuerdo que tuvimos en común. Sin dudas, la memoria es un animal esquivo.
María del Mar Ramón da vida a un hombre cuya memoria se vuelve esquiva también. En un preciso relato que (casi siempre) se narra a través de la voz de una primera persona íntima y desgarrada, Juan Francisco enfrenta los demonios de su pasado ya en su vejez.
La memoria es un animal esquivo (Concreto, 2025) pone en palabras las formas caprichosas que pueden tomar los recuerdos y la manera en que pueden dominar nuestras vidas haciéndonos partícipes de dolores no exorcizados. Hablamos con la autora sobre los temas que atraviesan esta novela y lo que nos contó sobre la memoria nos pareció revelador: «Creo que el gran conflicto de la novela (de esta y de muchísimas a lo largo de la historia) es que solemos estar muy seguros de que nuestros recuerdos son verdad y eso es un problema. La infalibilidad que le otorgamos a la memoria, como si fuera inamovible, inequívoca y única, es el problema que estimula esta novela y que sea irremediable e incontrolable lo que recordamos y cómo eso nos conforma es, al mismo tiempo, su gran tragedia».

Juan Francisco regresa a la casa en la que creció y sufrió luego de que su hermano (ancla para su frágil existencia) muere. Y a partir de allí, una verborrágica catarata de recuerdos vendrán a habitar su mente para contarnos su versión de su vida. Porque, claro. ¿Quién podría poner en manifiesto su verdad más que él mismo?: «Me interesan los personajes mezquinos, que sufren su mezquindad pero aún así no pueden cambiarla, y me interesa que esas vidas anti heroicas tengan el foco. Supongo que, además de todos los insumos que construyen a este hombre, lo más importante es no tener un prejuicio sobre él. Que el personaje pueda hablar con libertad y desborde, no controlarlo, no moralizarlo, no domesticarlo para que quepa dentro de mi propio ideal de comportamiento, porque a la final es una novela que se tiene que desplegar dentro de su universo y de sus reglas».
La memoria es un animal esquivo, novela tan latinoamericana que parece salir de las entrañas mismas de este continente, pone sobre el tapete el tema de las masculinidades en nuestras sociedades, siempre en pugna ante las emociones. Los personajes que conforman el tronco de esta novela son hombres. Todos ellos parecen haber sido abandonados a su suerte ante la muerte de una madre amorosa que murió demasiado joven: «No puedo entender cómo se vive siendo criado varón y esa incomprensión es parte de lo que me motivó a escribir esta novela. Supongo que después de darle muchas vueltas y haber explorado las masculinidades desde distintas perspectivas a lo largo de mis novelas, la característica que me fascinó para ésta es el silencio; lo herméticos que son los sentimientos, los dolores, las heridas, los traumas para los varones».
María del Mar Ramón, quien ya tuvo una carrera en multinacionales, desembarca con esta novela en la editorial argentina Concreto: «De las cosas más maravillosas de Argentina es su amplio ecosistema de editoriales independientes, que también existen porque hay lectores y lectoras fieles, curiosas, que buscan leer otras voces o que confían en la figura de las editoriales como garantes de calidad para los libros».
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