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Poema de Chile

Por Gisela Paggi



Más de 60 años después de la muerte de Gabriela Mistral se logró la repatriación de todo su archivo que, según su última voluntad, había quedado en manos de su albacea Doris Dana, y en Estados Unidos (al cuidado de la Biblioteca del Congreso), país donde la poeta chilena murió en 1957. Entre el conjunto de manuscritos, fotografías y grabaciones, se hallaron una serie de poemas que guardaban el mismo tono y la misma temática de aquellos que conforman Poema de Chile, publicado por primera vez en 1967. Con este encuentro se ha podido ampliar, quizás de manera definitiva o, por lo menos más acabada, una obra magnánima en la cual, Gabriela Mistral, trabajó durante los últimos 20 años de su vida.

Este fue un intento y logro de dotar a Chile de un poema épico que manifestara, en toda su extensión, su diversidad geográfica, étnica y cultural. El yo-lírico (que es quien recorre Chile de norte a sur acompañado de un niño-ciervo), es quien nos abre desde su mirada el amplio espectro de la anatomía de su país. El yo-lírico (la mujer que nos guía por toda la extensión territorial) evoca el Chile de sus recuerdos, y el niño-ciervo es la presencia del pueblo indígena que vuelve el viaje, a su vez, una experiencia pedagógica.

La voz de Mistral sobre su país tiene la fuerza de lo auténticamente nativo y de la construcción de una Patria nueva, nacida de lo más profundo de la Tierra Madre. El poema que abre el libro, Hallazgo, nos dice:


Bajé por espacio y aires

y más aires, descendiendo,

sin llamado y sin llamada

por la fuerza del deseo,

y a más que yo descendía

era mi caer más recto

y era mi gozo más vivo

y era mi adivinar más cierto,

y arribo como la flecha

éste mi segundo cuerpo

en el punto en que comienzan

Patria y Madre que me dieron.


Este recorrido por toda la extensión del territorio chileno, cargado de mitología, es un viaje de conocimiento e introspección que nos permite hallar, quizás, la cumbre de la madurez literaria de la poeta que conjuga, en esta obra, todos los aspectos primordiales de su producción. Este eje hará que el libro pueda ser visto como una perfecta maquinaria, uniforme y congruente a pesar de haber sido publicado póstumamente y hoy ampliado en una edición reciente de manos de la editorial La Pollera.

La fauna y la flora chilenas, que atraviesan toda la obra, contribuyen a la creación de la fábula en torno a su geografía y que la convierten, prácticamente, en una utopía que escarba en la identidad de un pueblo, desde una mirada matriarcal y mítica, espiritual y en consonancia con la naturaleza, lo cual ubica, una vez más, a Gabriela Mistral a la vanguardia del pensamiento de su época. Esto sumado a la enorme carga ética del texto. Porque no solamente hablamos de una mirada sobre el paisaje chileno, sino también sobre la idiosincrasia de su pueblo y sobre la construcción de su identidad. En este sentido, Poema de Chile, es un libro creado desde la resistencia de una mujer que supo entender y atacar la supremacía patriarcal de la sociedad americana toda, ya desde sus inicios como pedagoga, cuando ni siquiera llevaba el nombre de Gabriela Mistral, que es su seudónimo, sino que era conocida por su verdadero nombre: Lucila Godoy Alcaya.

Poema de Chile constituye una obra que, a semejanza de otras grandes obras épicas, implica el descenso hacia el autoconocimiento. Una heroína dantesca, guiada por un espíritu, se sumerge y emerge de la tierra utópica y mágica, habitada por los más variados ecosistemas. Un verdadero trabajo de búsqueda de una identidad tanto personal, como nacional. Es Gabriela Mistral la que recorre la extensión de su Patria desde su extranjería. Solo puede evocarla desde la nostalgia al útero ancestral que la acunó. En Valle del Elqui, leemos:


Y, si de pronto mi infancia

vuelve, salta y me da al pecho,

toda me doblo y me fundo

y, como gavilla suelta,

me recobro y me sujeto,

porque ¿cómo la revivo

con cabellos cenicientos?


Una obra empujada por la misma alma de rebeldía y modernidad que llevó a Gabriela Mistral a convertirse en una de las voces más sublimes de la literatura chilena y, por extensión, de toda la literatura de habla hispana que, como el vuelo de un cóndor abarcó todo el territorio chileno y más allá de sus propias fronteras. Que el libro nos llegue ahora, en su forma más acabada, a 67 años de su muerte, es la prueba más cabal de la naturaleza viva de un poema que constituye un verdadero canto a Chile.




Obra póstuma de la Premio Nobel de Literatura, que se publicó en 1967 por la casa chilena Editorial Pomaire.

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