Por Juan Francisco Baroffio
RODRÍGUEZ, Cecilia: Los cuentos de la abuela loba. Hexágono Editoras. Buenos Aires, 2020.
Pareciera que un solo relato se extiende a lo largo de una vida. Pero cada vida no es una narración única. Hay una unidad en torno a quien la vive pero cada momento en ella está protagonizada por un ser que aprende, se equivoca y cambia. Que rié. Que sufre y se fortalece. Y así como la memoria es selectiva y deja afuera los detalles sin importancia, aquellos de la cotidianeidad que equiparan en forma prosaica a los humanos (a diferencia del pobre Funes condenado a la memoria perfecta), también el que vive la vida elige qué contar y cómo hacerlo.
La abuela loba, que es la misma y es la otra (la referencia borgeana en este texto encierra mucho más que un lugar de formación para Cecilia Rodríguez), así como Odiseo, narra su propio viaje.
El noistoi (el regreso de los héroes troyanos) de Odiseo es un canto acaso real, quizás decorado o, directamente, el cuento de un embustero. La abuela que lega una grabación de ciertos pasajes de su vida, puede estar recurriendo a la literatura oral en más de una oportunidad. Toda memoria es también sus olvidos y toda autobiografía es una ficción sobre cómo interpretamos y recordamos nuestra vida.
Ese legado es para que la nieta comprenda que, en ocasiones, una mujer es muchas a lo largo de su vida y que sobrevivir nos lleva a explorar todo nuestro ingenio. Con estos fragmentos de la memoria se reconstruyen los hitos de una larga vida que nos conecta con el amor, el sufrimiento y el placer. Con sus facetas alegres, con las aceptadas por rancios convencionalismos y también con aquellas caras ocultas que solo se revelan en la intimidad de las sombras donde se libera la curiosidad.
La abuela loba (¿o Cecilia, Emma, Delia, Manuel?) habita en lo más fantástico de la realidad, aquella que se intuye pero que la mente racional no quiere aceptar que existe. Sumergirse en el relato de su vida es dar un salto ciego hacia un abismo fascinante.
Otros recomendados para leer en sintonía:
¿Cric? ¡Crac!, de Edwidge Danticat. Historias de mujeres, migrantes y minorías, que se trasmiten como un legado de sufrimiento y esperanza, de algo más fuerte que la sangre y la tradición. (Trad.: Marcelo Cohen).
El ruletista, de Mircea Cărtărescu. Un hombre en las postrimerías que decide legar el relato de un hecho fantástico que haga perdurar su memoria y la de un hombre que no parece que pueda ser real (Impedimenta. Trad.: Marian Ochoa de Eribe).