Por Gisela Paggi
Es probable que esta historia haya sido una de las que llevó a la locura a Alonso Quijano. Y no solo eso. Probablemente, también, esta historia haya instaurado los cimientos de la novela para que Miguel de Cervantes pusiera por escrito el desvarío de ese hombre cambiando la historia de la literatura y la historia de la lengua castellana en sí. Esos hombres que perseguían aventuras insospechadas, solo reservada para los grandes aristócratas de una sociedad en profundidad fragmentada por la desigualdad, llevaron fantasía donde solo existían sueños inalcanzables.
Poco se sabe de la vida de Chrétien de Troyes. Lo que es seguro es que fue un clérigo con un origen menesteroso pero que, por su gran talento y dotes para las letras, logró conseguir protección y mecenazgo para su escritura. Gracias a eso logró ser clérigo en la Corte de María de Francia y, luego, de Felipe de Alsacia. La fórmula de su éxito ha sido la amalgama de leyendas y mitos (provenientes de ese origen barbárico bretón y celta de estos pueblos que estaban construyendo naciones apenas afianzadas), con el folklore típico de su época lo que dio pie a la literatura cortesana, aquella que relatara temas más mundanos y no tanto religiosos que eran la regla por aquellos años, o más bien siglos, de la Baja y Plena Edad Media. A su vez, Chrétien de Troyes fue fuente de inspiración para poetas posteriores, para toda la literatura que le siguió, y en sus novelas, que presentan rasgos avanzados en sus argumentos como en la construcción de sus personajes, se ven las bases de la novela medieval primero y de la moderna luego.
Las obras de Chrétien de Troyes pertenecen, en su totalidad, a la tradición artúrica. Yvain, el caballero del león, es una de ellas. Una historia de venganza donde las decisiones erradas pueden conducir a la locura y a la desesperación. Forjado según las formas del arquetipo de las novelas de caballería, Yvain vivirá su propio camino como héroe, experimentará aventuras y, al final de un proceso de aprendizaje donde verá que la fama alcanzada de nada vale si alejó de sí a su verdadero amor, conseguirá volver a su origen y recuperar su honor perdido. Tema que se hereda de una larga tradición de poemas épicos y de cantares de gesta y que son el eje de toda la obra del poeta. Sus personajes siempre se encuentran divididos entre el amor y sus obligaciones morales, razón por la cual salen a la búsqueda de una respuesta (la llamada quête) que le permita recuperar la felicidad perdida pero a la que llegará luego de haber superado pruebas tanto físicas como espirituales.
Las novelas de caballería han sido los primeros best-sellers de la historia. La popularidad que han alcanzado demuestra el interés del público por consumir historias donde ciertos valores fueran posibles, donde la magia no se detiene y el amor es un móvil que no presenta límites. En el devenir que vivió la aristocracia de orígenes más bárbaros a un refinamiento consagrado, la novela de caballería sienta el deseo por la búsqueda del heroísmo y el honor. Ahora el bárbaro era otro. Las cortes no anhelaban la guerra para saciar la sed de sangre. El héroe era un modelo de conducta a imitar.
Si lo pensamos detenidamente, el género en sí ha transitado, a su vez, su propio camino. Y Chrétien de Troyes ha sabido brindar la fórmula precisa para que estas historias continúen un curso evolutivo hasta, afianzadas luego en España, conozcan su cima. Su estilo nos demuestra que el poeta ha conocido las grandes obras de tradición grecolatina así como también un amplio abanico de temas mitológicos de diversa naturaleza. Estas formas que, como mencionamos, han sido muy atrayentes para la aristocracia, rápidamente se propagaron a los demás reinos europeos donde el modelo feudal ya se encontraba afianzado. Las obras de Chrétien de Troyes se mencionan en obras de siglos posteriores e, incluso se estima, que fueron recitadas por trovadores que las han llevado a lugares que bien pudieron resultar insospechados para el autor. Pensar en el hecho que, en una época donde los clérigos que se han dedicado a las letras quedaron en el anonimato, el nombre de Chrétien de Troyes haya perdurado no es un dato menor. Es la prueba de un debido reconocimiento.
Obra de caballería compuesta hacia principios del s. XII d. C., en francés antiguo y que pertenece a la serie que el autor dedicó a los personajes que componían la corte del Rey Arturo.
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