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La casa del lago de la luna

Por Pablo De Santis


La casa del lago de la luna (1984) es una de las grandes novelas fantásticas del siglo XX. La editó Seix Barral poco después de su aparición en italiano. Inhallable durante años, en tiempos recientes Colihue lanzó una nueva edición que todavía se encuentra en librerías.

Henry James escribió cuentos sobre fantasmas y cuentos sobre escritores, pero no los hizo coexistir. Para Francesca Duranti, en cambio, el mundo de los escritores conduce a los fantasmas. El melancólico protagonista de La casa… es Fabrizio Garrone, germanista y traductor. Entre viejos libros descubre una mención a la obra de Fritz Oberhofer un autor olvidado, de cuya única novela (La casa del lago de la luna) se publicaron unos pocos ejemplares en una edición de autor en 1914. La guerra borró los rastros de este autor. Fabrizio piensa que ese hallazgo lo sacará de la oscuridad en la que vive, y que lo convertirá, ante la mirada ajena, en un gran germanista. Viaja a un rincón de Austria en busca del lugar que inspiró a Oberhofer. En lugar de hallar la base real de la ficción, el germanista se adentra en la irrealidad. Duranti es muy sutil en plantear el paso del mundo cotidiano (representado por Fulvia, la novia de Fabrizio) a lo fantástico. Con sabiduría, administra lo sobrenatural con cuentagotas. De todos modos, se trata de una pócima mortal.

La capacidad de lo imaginario de infectar el mundo real con sus pesadillas es uno de los temas centrales de la ficción fantástica contemporánea; y la obra de Duranti encuentra en las obras de Chistopher Priest, de Jonathan Carrol y de John Crowley obsesiones semejantes. Pero la obra de Duranti tiene un sentido humano que es único: en sus páginas no se enfrentan sólo realidad versus ficción, sino el mundo de lo humano con el mundo de lo inhumano. El narrador escapa de Fulvia, la mujer real, para hundirse en el fantasma asexuado de Petra, que pertenece al mundo de Oberhofer. Duranti enfrenta, como Borges, la vida con el mundo de las letras, y se pone de parte de la vida (que, es, al menos en el interior de una novela, una construcción hecha de letras). Esta fábula fantástica de Duranti escapa a fantasmas o vampiros y prefiere advertir contra una tentación más corriente y más letal: el rechazo a la vida.

Duranti comenzó a escribir relativamente tarde. Entre sus obras, en su mayoría realistas, hay otra que está relacionada con La casa del lago de la luna: Efectos personales (1988). Cuenta la paciente búsqueda que una periodista emprende tras los pasos de un escritor que ha vivido del otro lado de la cortina de hierro. Esta búsqueda también se transforma, con el correr de las páginas, en la persecución de un fantasma.

Maria Francesca Rossi (tal su verdadero nombre) nació en Génova en 1935. Su padre fue el político Paolo Rossi. Francesca tomó su nombre literario de su segundo marido, un conocido abogado. Según ella misma contó en una entrevista, el hombre no tomó a bien que ella firmara libros con su apellido, y se marchó de la casa. Nunca lo volvió a ver. La escritora vive en Lucca, en la Villa Rossi, una propiedad que su padre compró en 1940 para resguardar a su familia de los bombardeos que asolaban Génova.


 

(Ciudad de Buenos Aires - Argentina) Nació en 1963. Escritor, periodista y guionista de historietas. Publicó, entre otras, las novelas La traducción (1998), Filosofía y Letras (1999), El enigma de París (2007, Premio Planeta Casamérica y Premio Academia Argentina de Letras), La hija del criptógrafo (2017) y Hotel Acantilado (2021). Es autor de más de diez novelas para jóvenes, por las que ganó el premio Konex de Platino y el premio Nacional de Cultura. Miembro de número de la Academia Argentina de Letras.

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