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Estados alterados

Por Gisela Paggi


FOGWILL: Estados alterados. Buenos Aires. Blatt & Rios, 2021.


En el año 2000, Fogwill escribió un artículo para la revista El Porteño, pero nunca llegó a publicarse. Hablamos de Estados alterados. Un extenso texto donde el escritor da rienda suelta a toda su visión del mundo bajo el rótulo un tanto engañoso de «ensayo sobre literatura».

La relación del autor con los medios fue, por lo menos, caótica. En palabras de Silvia Schwarzböck (quien prologa la edición recién nacida en manos de Blatt & Ríos), Fogwill escribió más de 200 artículos en diferentes medios entre 1982 y 1985. A ese período de verborragia fogwilliana, le siguen cinco años de mutis por el foro, ya renegado de su colaboracionismo mediático.

Estados alterados fue una función cancelada, que se recupera en esta edición y en la que podemos reencontrarnos con ese Fogwill explosivo e irreverente que se admira. En este ensayo se repasan todos los temas que le interesaban o, por lo menos, le llamaban la atención al escritor vistos, exclusivamente, a través de su lente, y expresados con su despiadada ironía. Pero más que eso. Estados alterados parece ser un testimonio en vivo y en directo de los años de cambio de milenio, del ocaso del Menemismo y el advenimiento de la Alianza; de la aparatosa industria de la cultura (por momentos vacía y sin sentido); y de un mundo cambiante en el punto previo a la ebullición.

Este Fogwill pregonero e irreverente, repasa el pasado (el pasado cercano de la última dictadura militar) y el presente, sin miramientos, lejos de la corrección política y siempre en la vereda del frente. Sin olvidar nunca que está escribiendo «un ensayo sobre literatura» también critica, o más bien «buchonea» sobre el vaciamiento cultural y la maquinaria que produce un «saqueo temático» al mismo tiempo que rescata nombres y se disculpa ante otros.

Verborrágico y polémico, antagónico y brutal, Fogwill construye un texto casi como si fuera un solo devenir de su conciencia donde puede verse toda su contradicción, su imagen de escritor maldito y su mirada sobre el mundo tan peculiar como él mismo.


 

Para agrandar el combo:


Las novelas tontas de ciertas damas novelistas, de George Eliot (Impedimenta, 2012. Trad: Gabriela Bustelo): con sarcasmo irreverente, la autora elabora un retrato fiel y descarnado de la producción literaria de su época.


Odile, de Raymond Queneau (Leteo, 2020. Trad: Pedro B. Rey): quien fuera uno de los referentes del Surrealismo, elabora una novela mordaz sobre sus años dentro del movimiento, con sus luces y sombras.


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