Por Vivian Dragna
Caída
Arrojada al futuro,
aguardo mientras caigo,
que algo trascendente me suceda.
Siento su inminencia en la piel.
Batallo esta ansiedad
en papeles inútiles
que arrojo a las llamas.
Entrego las cenizas a una gitana.
Por el porvenir, le pregunto,
el que presiento, el que temo.
Ella se ríe de mí.
El anhelo se clava en el estómago.
Dolor en la piel,
revolución en el cuerpo,
algo ha de ocurrir.
Más oscura es la noche
mientras caigo.
Mi jaula
La arena se escurre entre los dedos,
la retengo, la junto, la guardo en una bolsa,
la escondo bajo mi cama.
Intento olvidarte,
anular el hechizo,
salir de esta jaula de puertas abiertas.
Soy una ola gigante,
un rayo,
soy los tambores que se esperan en tus manos.
Enloquecida busco la bolsa,
la arena está fría,
y el teléfono sin sonar.
Voy a tu edificio,
miro el segundo piso,
una luz estalla,
y las esquirlas se clavan en mi estómago.
Salís y te sigo en auto,
si hay otra mujer, pienso,
si hay…
la ola y el rayo se desquitarán.
Te pierdo de vista, te busco,
manejo sin rumbo,
injurio y vuelvo a mi casa,
es decir, a la jaula.
Nada más
¿Cómo termino este amor?
Escribo.
Que el deseo se convierta en bruma,
y me olvide de tu boca.
Escribo.
Para defenderme de la noche,
tan jaula, tan rival.
No es un arrebato mi literatura.
Escribo.
Para lapidar mi adicción
a reflejarnos en el espejo.
Lo hago para no llorar las sábanas,
como un acto de clausura.
Escribo para no recurrirte,
para quitarte la hegemonía.
Para sobrevivirte.
Nada más puedo hacer.
(Buenos Aires – Argentina) Escritora, columnista literaria en radios y organizadora del Festibal Borges. Abogada por la Universidad de Buenos Aires y Magister en Escritura Creativa de la Universidad de Tres de Febrero (Argentina). Ha publicado las novelas Los deseos (Alto Pogo, 2015) y Prisión Paraíso(Corregidor, 2021). En Colombia publicó su primer libro de poesía La mujer que era (Isla de Libros, 2021).