Por Marcos Aguinis
Edición aniversario - Especial Jorge Luis Borges
Jorge Luis Borges visitó la ciudad de Río Cuarto (Córdoba – Argentina) antes del año 1970. Ya se estaba levantando el hervor de las ideologías extremistas. Por un lado crecía el fanatismo peronista y por el otro la izquierda embebida de un confuso marxismo. Los debates invadían los más diversos rincones de la intelectualidad. Algunos era lúcidos, otros sucios por el carbón de la idiotez.
Quien se mantenía firme en sus convicciones era el mismo Borges, por supuesto. Pero se lo confundía con una rigidez excesiva. Llegó a exigir que nunca se lo vinculase, aunque fuera con matices negativos al peronismo. Ni su ideología, ni su historia, ni su jefe. Resultaba curioso que sus interlocutores debían recurrir a laberínticos giros para evitar mencionarlos.
En ese tiempo vivía en Río Cuarto el genial escritor Juan Filloy. Dije genial porque merece dicho adjetivo. Fue autor de decenas de libros que poseían rasgos notables. Tuve la osadía o el privilegio de señalar semejantes características. En otros trabajos los he descrito. Pero lo hago también aquí, porque era conocido por Borges y Cortázar. Este último lo cita en párrafos de su Rayuela.
Tuvimos varios encuentros los tres. Por mi parte, me parecía haber alcanzado una insólita altura. Se organizaron comidas que dieron reposo a Borges. Ahora reconozco la ignorancia que aún yo tenía sobre la producción, tanto en materia de ensayos, cuentos y poesías de ese autor. Las páginas que había sorbido eran pocas. O no fueron releídas con la atención que merecen. No la aproveché debidamente.
Cierro esta breve colaboración con referencia al clima vulgar del chimento. Borges había sido acompañado por Elsa Astete, que se presentaba como la mejor amiga o casi la novia de alguien que nunca se expresó de esa forma. En el brindis final esa mujer derramó su falta de criterio, porque pidió atención para ofrecer al público una gran noticia. Por el salón fue sellándose un silencio curioso y hasta temeroso. Quizá el más temeroso fue el dibujado por el rostro de Borges. La conocía con suficiente profundidad como para presentir un terremoto. Y esto ocurrió. Elsa Astete levantó su copa y anunció que viajaban a Estocolmo. Ella lo acompañaría para conseguir que le entreguen el Premio Nobel. Hubo aplausos y parálisis. La más conmovedora fue la del mismo Borges.
Nació en Córdoba, Argentina. Escritor que ha transitado una amplia formación internacional en literatura, medicina, psicoanálisis, arte e historia. En 1963 apareció su primer libro y, desde entonces, ha publicado doce novelas, catorce libros de ensayos, cuatro libros de cuentos y dos biografías que generan entusiasmo y polémica. En los últimos años todos sus títulos se convirtieron en best-sellers. Acaba de publicar La amante del populismo (Sudamericana).
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