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Dentista, un cuento de Luis Mey

Por Luis Mey



Lo que pasa es que mami dos veces me agarró de la mano y le dijo a Margarita, que es la vecina, que si me podía cuidar una hora y ella le dijo yo tengo la panza, Marilén, y mientras yo le cuido a la criatura usté no me hace caso nunca con el silencio que le pido del perrito ese suyo que ladra todo el día, y al pobrecito que llevo adentro no me lo duerme nadie después porque no sabe usté cómo patea.

Y mami fue y le dijo chau con la mano para atrás y yo me fui a que me cuide Druppy, que es mi perro y mi mejor amigo, y habrá sido que Druppy se enojó con Margarita como no se enojó mami con ella, porque por un montón de días de cuando hacía calor ladró todo el tiempo, y a la noche también, y llovía y ladraba y hacía sol y ladraba y la vecina Margarita hacía lo de abrir la ventana con odio y decir con odio callen a ese perro y yo lloraba porque se llamaba Druppy, y después Margarita hacía con más odio lo de cerrar, y sonaba como a petardo de Año Nuevo y, de ahí que Druppy ladraba más y yo le decía tranquilo y quería darle un beso, pero Druppy cada vez que yo le quería dar un beso iba y me daba tarascón porque jugaba a morder los besos que le dabas porque no sabía que te hacía sangre algunas veces, pero igual era un buen amigo y solamente mordía si le dabas besos.

Cuando Druppy se murió yo llené de moco el mantel de mami y le dije muchas cosas a papi que no me entendió, pero sí escuché que dijo que la vecina Margarita me lo había envenenado porque no estaba en edad de muerte, que seguro ella fue y le dio una albóndiga con matarratas y de ahí que Druppy ahora era un muñeco duro. Ni me mordió cuando le di un beso llorando, así que ahí dejé de llorar porque al menos lo saludé con chau y besos y después papi le hizo un pocito en el jardín, abajo del limonero de atrás de todo, y a mí me decía

–No, no, vos no sabés lo enojado que estoy, porque esta soreta reventada antes de quedar embarazada vos no sabés la de ladridos que pegaba haciendo la inmundicia con el dibujo animado del marido, vos no sabés.

Y papi lloraba por la frente y sacaba tierra para el costado. Después lo metió a Druppy en el agujero y le puso la tierra arriba y después rompió unas maderas del asado y le escribió Druppy nunca dejes de ladrar, aunque yo quería que le pusiera Druppy gracias, porque era lo más importante después de que se había morido del todo.

Un día sí lloré más: la vecina Margarita tenía un perro grande de collar más grande que se llamaba Dentista porque asustaba a todo el mundo, pero el nombre siempre le hacía reír a la gente y el marido dibujito de Margarita resulta que justo lo paseaba y yo lo quise tocar y me hizo como Druppy, pero como era más grande me hizo salir corriendo y me vi la mano y no me la había comido pero sí me había hecho caca y fui a casa y me quedé en pito para que mami me limpie.

Pero como Druppy era mi único amigo entonces, cuando mami se iba a ganar plata y papi se iba a hacer cosas que iban a hacerle ganar plata también, entonces yo me quedaba con Druppy porque la vecina Inés que me cuidaba en realidad se iba porque tenía una novela a las tres de la tarde que también era su mejor amiga. Y yo hacía saltitos y me reía porque podía jugar con Druppy; lo sacaba del pozo y lo ponía encima mío y le daba besos porque ahora no mordía. Y ahora nadie podía decirme nada porque Druppy ya no ladraba todo el tiempo, aunque cada vez que lo sacaba estaba más feo y tenía como ese olor a caca de mi pantalón. Lo bueno es que me dejaba darle besos un montón.

Un día, mientras le daba besos, también me hice caca y pis porque Margarita gritó un montón de veces y yo pensé que me había visto y por eso gritaba y tuve que guardar de nuevo en el pozo a Druppy, y cuando mucho rato después mami y papi llegaron de lo de hacer plata vinieron y me agarraron fuerte y me dijeron cosas lindas y me cambiaron el pantalón de caca y qué bueno porque tenía pedacitos de Druppy en el pantalón y no se dieron cuenta y me contaron después que el bebé recién nacido de Margarita se llamaba Lisandro y había sido comido por Dentista, y yo me acuerdo que había ido al dentista de blanco una vez, pero el Dentista perro se comió a Lisandro y vinieron todos los autos que hacían ruido en el techo y yo lloré porque pensé que Dentista era menos malo que Druppy porque Dentista no ladraba y era calladito y dejaba dormir a los vecinos y por eso nadie le hacía lo de la albóndiga con veneno matarratas, que es lo que le hizo a Druppy lo de estar en un agujero.

Y después todo el mundo hablaba en la calle y yo nunca había visto a todos mis vecinos y resulta que otra gente decía cosas malas sobre Dentista y yo quería a Druppy encima y le hice lo de apretar los dientes de bronca a todos porque Druppy era bueno y ahora no podía jugar conmigo y después mami me dijo que haga silencio y que no diga esas cosas ahora porque es un momento especial.

Pero mami y papi tenían que salir a hacer lo de ganar plata de nuevo y yo volví a quedarme con Druppy a upa cuando me quedaba solo por lo de la novela de Inés y ahí sentado abajo del limonero escuché un ruido de petardo y hacía un montón de semanas que había pasado Navidad y después papi me dijo que el señor dibujito le había dado un tiro a Dentista y lo enterró en el fondo.

Un día vino la ambulancia para mí porque me había hecho lastimadura de estar enfermo y me dijeron que era por darle besos a Druppy y yo me hice pis porque no entendí y me dijeron que no podía darle más besos. Y cuando volví curado a casa lo dejé morido para siempre a Druppy y me empecé a aburrir un montón y no podía salir al jardín porque se escuchaba todo el día a Margarita hacer ruido de perro que canta y yo pensé que las cosas que se morían eran para que hubiese silencio a la hora de la siesta y al final no era verdad porque Margarita no hacía silencio y mucho después hizo palmas en casa y habló con mami. Margarita estaba de blanco como los dentistas, y en patas, y le dijo a mami si le prestaba a su hijo para hacerle la merienda y mami le dijo que no podía porque yo estaba haciendo la tarea. Margarita le dijo que podía hacerla en su casa, pero mami le cerró la ventana sin contestarle, aunque no como cuando Margarita cerraba la ventana por los ladridos de Druppy. La cerró parecido a cuando papi le tiró la tierra encima. Y después vino papi y dijo pobrecita, y ya no le dijo nada de lo de cuando ella hacía la inmundicia y las albóndigas de veneno matarratas.

 

(Buenos Aires - Argentina) Nació en 1979. Prolífico escritor y librero. Es autor de más de cuarenta novelas, entre las que se destacan aquellas que forman la Trilogía Desgarrada editada por Factotum Ediciones: Las garras del niñoinútil, Enverdad quiero verte, pero llevará mucho tiempo y Los abandonados. Autor de La pregunta de mi madre (Premio Ñ de Clarín), Diario de un librero (interZona) y recientemente de la novela Cada día canta mejor (Factotum, 2022). Pronto aparecerá su nuevo libro de cuentos La efervescencia. Es colaborador en diferentes medios gráficos y dicta talleres literarios individuales y grupales.


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