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Pedro Lemebel, el último torero

Por Jona Pender


El invitado especial de octubre nos recomienda una novela contemporánea.



Mi amigo y compañero de trabajo Charlie es de las personas que conozco que más sabe de libros, películas, series y de Almodóvar. Es también de los que abraza a la literatura como quien se despide de alguien que no volverá ver por un largo tiempo. Gracias a él conocí grandes autoras y autores, sobre todo si de literatura queer se trata.

Si llegaste con la lectura hasta acá, es probable que te estés preguntando qué tiene que ver su mención con una reseña literaria. El punto es que siempre que me piden recomendaciones o un infalible o esencial para la vida, pienso en los aportes que él hizo (y hace) a mi biblioteca.

Es por eso que elegí hablarles de Tengo miedo torero del recordado escritor chileno Pedro Lemebel. Si quisiésemos hacer una descripción rápida o de contratapa (pero no menos profunda), podríamos decir que se trata de una historia ambientada en 1986 que narra el encuentro entre Carlos, un joven guerrillero, y «La Loca del frente», una vieja romántica, solitaria y trans que vive en la marginalidad de un barrio de Santiago de Chile.

Similar en su temática a El beso de la mujer araña de Manuel Puig, la novena va hilando una historia de amor y desamor. Vamos a ver como de a poco La Loca se enamora tiernamente de Carlos, al punto de involucrase en sus planes para asesinar a Pinochet. Una historia sensible, empática, que bucea por aguas estancadas hasta liberarlas cual arcoíris después de una tormenta tropical.

Pero si avanzamos y ahondamos en las profundidades de la literatura de Lemebel, me animaría a decir que hay dos puntos en común en cada una de sus obras: el orgullo y la identidad. El grotesco y el humor negro no dejan de tener una marcada presencia en sus relatos, así como también los tintes autobiográficos. El arte de narrar lo popular, como si empatizar con las masas fuera tarea sencilla.

En Tengo miedo torero vamos a ver como su mirada asume desde un punto de vista particular la dimensión social y política, como si se trata de una crítica poética al mejor estilo de Roberto Bolaño. Lemebel definía a su escritura como un «género bastardo», poco habitado o explorado. Es probable que no estuviera de acuerdo conmigo si leyera esto que escribo, sobre todo cuando me refiero a su literatura como queer.

Hace poco se entrenó en CINE.AR (y en otras plataformas como Amazon Prime Video) la adaptación cinematográfica, donde el actor chileno Alfedro Catro, junto al director Rodrigo Sepúlveda captan la esencia de la historia. Además el film tiene el mérito de mostrar la resistencia activa y movilizada hacia la dictadura de Pinochet.

Leer a Pedro Lemebel es un viaje de ida, donde explorar la sensibilidad y la crítica poética es esencial, como también lo es involucrase en los movimientos literarios que dieron (y dan) voz a colectivos que por mucho tiempo caminaron al borde del mundo. Ojalá existan más Loca(s) del frente con la sensibilidad y coquetería de amar aún en el dolor y la angustia más profunda.



 

(La Plata - Argentina). Nos cuenta sobre él: «Me llamó Jonathan Pender, me dicen Pen y soy Comunicador Social. Me gusta leer y escribir y actualmente me encuentro trabajando en la edición de mi primera novela: Mujeres fuertes».

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