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Mujica Lainez en el recuerdo de Jorge Cruz

Divagues.


Por Axel Díaz Maimone



El 30 de septiembre hubiera cumplido 93 años Jorge Cruz. No llegó: nos dejó el 29 de junio pasado.

Hombre culto, autor de libros imprescindibles como Genio y figura de Manuel Mujica Lainez, Teatro argentino romántico y la Antología de prosa poética argentina compilada con Oscar Hermes Villordo, Jorge fue uno de los principales críticos de teatro que tuvo nuestro país. Amaba la música casi tanto como la literatura, y tenía una generosidad pocas veces vista en un medio donde la envidia es moneda corriente.

Jorge Cruz

Revisando papeles, encontré en mi biblioteca un sobre de la Academia Argentina de Letras con la inconfundible caligrafía de Jorge Cruz. Lo abrí. Adentro estaban sus respuestas, sumamente prolijas, para una entrevista que habíamos acordado sobre Mujica Lainez. Enseguida recordé el momento en que me lo entregó, al terminar un acto en el Palacio Errázuriz, hace ya muchos años, rodeados de tantos amigos que ya no están.

Transcribo a continuación algunos fragmentos de las páginas contenidas en dicho sobre:

«Manuel Mujica Lainez fue uno de los grandes escritores argentinos. El género en que más

se destacó, sin duda, fue la narrativa, tanto la novela como el cuento.Creo que el tiempo fue

el tema más abarcador de su obra; y también la historia, cuyo motor es el tiempo. Buenos

Aires es otro tema entrañable, con el esplendor y la decadencia de la clase alta argentina».


«[Mujica Lainez]fue periodista en una época en que las redacciones contaban con muy

buenos escritores, que eran también periodistas. De ahí la alta categoría de sus notas, en

especial, en su larga actividad de crítico de arte. Fue, también, un extraordinario cronista

viajero. Tal vez el periodismo haya contribuido a estimular la natural rapidez de concepción

y de redacción que lo distinguía».


«Creo que la obra más representativa de Mujica Lainez es Misteriosa Buenos Aires, por la

rica inventiva, la eficacia y la belleza de la prosa; porque en ella comparecen los temas más

característicos del escritor, y porque esa gran variedad no altera la cabal homogeneidad

del libro».


En esa entrevista le pregunté por la poesía de Mujica Lainez. Para entonces, yo solo había tenido acceso a unos pocos textos publicados en el Suplemento Literario de La Nación y en algunos libros que los citaban (es decir: el de Jorge y Manucho, de Oscar Hermes Villordo). Me contestó:

«Tenía un oído infalible para la poesía medida que practicaba, desafiaba las rimas difíciles

y se desenvolvía airosamente en los poemas serios y en los burlescos. Creo que, en este

género, su mayor acierto fue el Canto a Buenos Aires, encantadoras acuarelas de la ciudad

tan querida».

Pude comprobar eso cuando, años más tarde, se publicó el Cancionero de La Nación, prologado por Jorge Cruz y editado por la Academia Argentina de Letras. Todavía conservo mi ejemplar, en el que Jorge me escribió «Gracias por su interés, gracias por su invariable cordialidad». Entonces nos decíamos de usted; pero los dos sabíamos que la amistad era genuina, sincera, como él dijo en la última dedicatoria. Aunque, de mi parte, había también admiración, como la que él sentía por Mujica Lainez.



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