Conversamos con el director y coeditor de Libros del Zorro Rojo, uno de los sellos editoriales independientes que se han ganado un lugar privilegiado en las bibliotecas de los lectores, por su forma de conjugar literatura y arte.
Los libros tienen su belleza. Cualquiera puede enumerar, casi enamorado, las virtudes de su libro favorito. Pero esas virtudes no siempre son solo literarias.
La belleza estética no solo juega un factor importante a la hora de atraer a un lector. Es cierto que un diseño de portada atractivo puede distinguir a un libro en la mesa de novedades de una librería. Pero no solo entran en juego estrategias de mercado para la colocación de un producto. La editorial barcelonesa Libros del Zorro Rojo se ha sabido ganar su lugar en el mercado editorial aunando la calidad literaria con una estética y calidad artística que vuelven a sus libros verdaderas piezas que uno desea tener en la biblioteca.
Sebastián García Schnetzer, director de esta editorial y coeditor junto a Fernando García, nació en Buenos Aires en 1969 y realizó estudios de Diseño Gráfico y Comunicación Visual en la UBA, donde ejerció como docente durante casi una década. Como ilustrador ha trabajado para la prensa argentina, brasileña y española; sus libros infantiles se han publicado en Argentina, México, España, Estados Unidos, Francia, Italia y Corea, entre otros países.
La casa editorial, de la cual también es cofundador, ha logrado dar a luz un cuidado catálogo que se ha granjeado el rápido cariño de los lectores y ha cosechado más que merecidos galardones como el Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial en 2011, otorgado por el Ministerio de Cultura de España y el Premio a la Mejor Editorial Europea en 2015, en la Feria del Libro de Bolonia, Italia.
ULRICA: ¿Qué historias busca contar Libros del Zorro Rojo?
SEBASTIÁN GARCÍA SCHNELTZER: Las historias valiosas, las que valen la pena ser contadas. Las que tengan la condición de perpetuarse en el tiempo, de permanecer. La mayoría de la producción editorial actual, condicionada por los resultados económicos, se ha vuelto superficial, dependiente de las tendencias y las modas, las librerías se han colmado de «productos». En esa marea multiforme es vital concentrarse en lo valioso, en lo no perecedero. Para una editorial que pretende vivir dignamente de sus logros siendo fiel a sus ideas es difícil mantenerse a flote. En el Zorro Rojo lo intentamos cada día.
U: Históricamente los libros ilustrados han pertenecido al ámbito estricto de la literatura infantil. ¿Cómo ha sido el tránsito para que pasen a ser libros para todo público?
SGS: No podría confirmar esta teoría, el libro ilustrado para adultos ha existido desde hace muchos años, joyas bibliográficas como Salomé de Oscar Wilde ilustrado por Aubrey Beardsley o Cuentos de imaginación y misterio de Edgar Allan Poe, ilustrado por Harry Clarke, de principios del siglo XIX lo confirman. Goethe, Shakespeare o Dante Alighieri han sido ilustrados desde hace décadas. El libro ilustrado ha estado entre nosotros desde hace mucho, mucho tiempo.
U: ¿Toda obra literaria puede ser ilustrada? ¿Por qué?
SGS: Pienso que no, que algunas obras pueden dañarse si se las interviene. Pero esta opinión es del todo subjetiva. De nuestra parte intentamos ser cuidadosos. Terminado el proceso de trabajo nos preguntamos si el resultado agradaría al autor. Queremos creer que sí. En general, los autores con los que trabajamos han fallecido hace años, así que no recibimos sus críticas o insultos. La clave es trabajar con respeto, sin artificios ni excesos y con artistas de magnitud, de gran trayectoria, que garanticen un resultado a la altura de las circunstancias.
U: ¿Cuál es el criterio de selección del canon literario de la editorial tanto en libros para niños como para adultos?
SGS: Como decía en el inicio, seleccionar historias valiosas, que motiven la reflexión, que aporten al lector y a la lectora singularidad y despierten el placer por la lectura y las artes. En nuestra web sobre este punto, dice: «Obras en las que lo bello no se propone como elemento decorativo, sino como medio para el desarrollo reflexivo de los lectores. Los libros que articulan y definen nuestro catálogo, tanto infantil como juvenil y adulto, son libros que buscan, desde la singularidad, complacer este deseo del lector de encontrar significados propios. Una literatura que no uniformice, inconformista, no complaciente, que plantee preguntas, integradora, que despierte la curiosidad».
U: ¿Cuál es el secreto para lograr tan buen maridaje entre palabra e imagen?
SGS: El profundo diálogo con los artistas para conocer su criterio, su mirada, la selección del artista apropiado es acaso lo fundamental. Errar en la elección, es condenar a muerte el proyecto. El ilustrador o la ilustradora es la pieza clave. Será el intérprete, el otro lector, y por ello debe tener afinidad y una conexión especial con el autor y la obra, un buen ejemplo de virtuosa comunión es el libro Traeme tu amor, de Charles Bukowski ilustrado por Robert Crumb, o Bajo la lluvia ajena, de Juan Gelman ilustrado por Carlos Alonso. Podríamos decir que autor, artista y obra son «tal para cual». Hay que tener en cuenta que el libro ilustrado conforma, de alguna manera, una nueva obra, porque la presencia de la imagen aporta nuevos significados, aparece la mirada de un tercero, un intérprete.
U: ¿Por qué apostar por los clásicos?
SGS: Es como trabajar con diamantes, luminosos, indestructibles, escasos. Pasan los años, el mundo se degrada, la humanidad quizás desaparezca pero los clásicos quedarán grabados en la memoria del universo, como aquella terrible historia de la ballena blanca o el caballero que enfrenta a los molinos.
U: ¿Qué se vislumbra en el horizonte de la editorial?
SGS: No imagino grandes cambios, seguiremos haciendo lo que solemos hacer, lo que hemos aprendido con los años, con mejor o peor suerte. Pero si me preguntaran que vislumbro en el horizonte del mundo editorial podría decir que nada bueno si los editores y todos los trabajadores y trabajadoras del oficio no reflexionan seriamente sobre el valor y sentido de las publicaciones. Hay que profundizar el análisis y centrarse en lo verdadero, que no será mucho, pero será mejor, y será útil. Porque librerías atiborradas alienan a quienes se acercan a ellas. Se necesitará un cambio de paradigma, se necesita pensar en emociones.
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