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  • Foto del escritorUlrica Revista

El último encuentro

Actualizado: 10 mar 2021

Por Lidia Ruiz Revilla


Santander, Cantabria, España. Agosto de 2020. Plaza Alfonso XIII, Feria del Libro Viejo.

Mi acompañante, un galán enamorado de los libros, desaparece durante un rato en esta placentera aventura literaria que nos encuentra atardeciendo en un sábado de verano. Al reencuentro, aparece con un libro. Me lo entrega con entusiasmo. Lo abro. En la primera hoja, una dedicatoria: «porque hay encuentros para los que bien vale esperar toda una vida». Es así como conozco una de las obras más emblemáticas de Sándor Márai: El último encuentro.

En esta novela, Sándor Márai cuenta la historia de Henrik, un aristocrático general del ejército del imperio austrohúngaro que ha pasado los últimos años de su vida encerrado en su mansión.

Un buen día, Henrik recibe una carta que acoge con cierto alivio y relativa tensión: por fin recibirá la visita que tanto tiempo lleva esperando: el reencuentro con Kónrak, el mejor amigo que tuvo durante la juventud y del que hace cuarenta y un años que no sabe nada. El autor, con astucia, va construyendo cierta tensión en la trama, revelando algo al final de cada capítulo, una especie de pepita de oro que deja caer sutilmente y que consigue captar la atención de quien se ve sumergido en la historia.

El relato está dividido en dos partes claramente diferenciadas. La primera, no deja de ser una cadena de recuerdos del viejo general, que sitúan al lector en el nudo de la historia, que le acercan a la personalidad tan definida de Henrik, quien posee una memoria excepcional, una meticulosa atención al detalle. La segunda y protagonista, es la narración del tan esperado reencuentro, que se inicia con un apretón de manos cortés entre Henrik y Kónraka, quienes, junto a una chimenea, darán lugar al resto de la historia.

No resulta baladí que el esperado diálogo entre ambos, en el que, por fin, el ansiado deseo de Henrik de dar con la verdad que lleva cuarenta y un años esperando se verá complacido, termine por convertirse en un monólogo en el que el autor nos invita a vivir en primera persona los entresijos del interior de la mente de Henrik, sus elucubraciones y conclusiones certeras sobre lo que podría ser la trama más mundana de la historia y, a su vez, la absoluta complejidad de lo que supone comprender y aceptar tal análisis vital y moral, dotan a esta novela de una excelente sensibilidad.

En lo personal, la magia de esta obra reside en la aparente sencillez que presenta una última conversación entre dos amigos que se encuentran en el final de sus vidas y que, pese a las fatales consecuencias de todo lo ocurrido, de los sentimientos de dolor, de resentimiento, de furia, de la prisión en la que puede convertirse una huida y de la pérdida de aliento que supone la permanente búsqueda de la verdad, sigue existiendo, pese a todo, un hilo inquebrantable y hasta cierto punto bello que, incluso ajeno a su propia voluntad, ha logrado sobrevivir a todo lo demás.



 

Es buscadora y creadora de historias. Escribe, principalmente poesía, aunque la mayor parte de su trabajo nunca ha visto la luz. Actualmente, está trabajando en diferentes proyectos que se publicarán pronto en su cuenta.

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