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Foto del escritorUlrica Revista

Algarabía

Por Juan Francisco Baroffio


REGGIANI, Catalina: Algarabía. Concreto. Buenos Aires, 2020.

«Hogar, dulce hogar» rezan innumerables carteles que la gente suele colgar en sus casas. El anhelo de que una construcción cualquiera, a fuerza de sus ocupantes, animados e inanimados, se convierta en otra cosa. En refugio y guardián de secretas tristezas y de secretas alegrías. En teatro de nuestro ser más íntimo.

Catalina Reggiani en Algarabía, su primer libro, pareciera desarmar, poco a poco, verso a verso, el objeto «casa». Buscarle sentidos hasta perderlos; desdibujar las fronteras de lo interior y lo exterior. Los de afuera y los de adentro se confunden en una y múltiples sombras. Un nuevo objeto se materializa en los cimientos de lo que fue y de lo que pudo ser un «hogar».

Este poemario encuentra su unidad, más allá del tema que es leitmotiv, con construcciones poéticas en apariencia sencillas, de palabras inteligibles para cualquiera, pero con ecos intimistas, casi privados como los de Emily Dickinson. Una lectura que casi no admite lo público. Que invita al retiro.

En todos los poemas que componen este libro, la «casa» y el «hogar», se dejan ver o vislumbrar. Nombrados, representados o apenas intuidos en los objetos, animales, sonidos y personas que forman parte de nuestra cotidianeidad. De la propia y particular que, de alguna forma, se vuelve universal. Como si el sentido del hogar fuese algo mutable en lo particular, inmutable en lo esencial y que pudiese viajar con uno. Como si la casa fuese el lugar donde nosotros nos encontramos con nuestra interioridad. Donde nos sentimos seguros. «No hay lugar como el hogar» hemos escuchado y leído miles de veces por allí. Pero, luego de la lectura de estos poemas, que se harán eco en algún lugar de nuestra memoria, ya no podremos dejar de preguntarnos hasta dónde llegan la casa y el hogar en nuestras vidas. Hasta dónde nuestra propia vida forma parte de una casa y de un hogar.


Otros recomendados para leer en sintonía:


Carta al mundo y otros poemas, de Emily Dickinson. Todo el esplendor de esa intimidad casi ascética de la poeta norteamericana (Libros del Zorro Rojo. Trad.: María Negroni. Ilust: Isabelle Arsenault).


Al fin, de Jamaica Kincaid. Un cuento sobre la casa y el patio de una mujer en el que el todo y la nada quedan fuera de su geografía personal (Trad: Alejandro Pérez Viza).

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